sábado, 3 de septiembre de 2011

16. LA “GRAN” FOTO


Imagínate la escena: una playa caribeña… Una mujer super atractiva, saliendo del agua… El cabello, largo y bien cuidado, le cae sobre los ojos… Y de un solo y elegante movimiento, lanza su hermosa cabellera hacia atrás… dejando un reguero de gotas, que brillan como diamantes, a la luz del sol poniente…¿A que os suena esta foto? ¿Una hermosa mujer rubia, en la playa, proyectando hacia atrás su hermosa y larga cabellera, mientras un sol crepuscular la convierte en sombría silueta recortada contra el tiempo?  O cualquiera de sus primas hermanas, hijas todas ellas de la escasa imaginación de los fotógrafos comerciales... Y con esta imagen, pueden venderte cualquier cosa: acondicionadores para el pelo... sistemas de purificación de agua... cremas bronceadoras... pomadas anti edad... líneas de productos edulcorantes... vacaciones paradisiacas en el Caribe... cruceros... viajes del Inmerso... playas... coches de lujo... billetes de lotería... viajes en tren o en avión... casas en multipropiedad... empresas de coartadas para adúlteros... servicios de prostitutas...

¿Quieres saber un secreto, que muy pocas personas conocen? ¿Quieres saber por qué se hizo la primera foto a contraluz? La verdad es muy cruda, y a la vez evidente: no se le ve bien la cara, ni tampoco el pecho... porque es una chica normal. No es fea, ni por asomo, pero es una chica corriente, con sus puntos negros, algunas arruguitas provocadas por la risa, un pelín de ojeras por no dormir bien, una pequeña cicatriz en el hombro izquierdo… y solo me refiero a las cosas que aparecerían en esta foto. El mayor problema es que tiene que encarnar un ideal de mujer, algo casi sublime, etéreo, capaz de llamar la atención a todo el mundo, hombres, mujeres, niños, marcianos y perros por igual...

Lo sé, porque ella misma me lo dijo... Se llama Margarita, la foto primigenia se hizo en España en 1989... Es una amiga de Claudia, salvo que a ella siempre le ha gustado el mundo de la moda, del "glamour" y de la fotografía, mientras que Claudia se ha decantado por el diseño a medida de todo desde viajes de empresa a lugares exquisitos, hasta la asesoría integral de imagen: el concepto de "personal shopping" aplicado al conjunto de la vida (casa, coche, colegios, operaciones de estética...), sin contar con los servicios para empresas que necesitan mejorar o blanquear su imagen... Es una de las historias que más me gustan, la de aquella primera vez, sobre todo tal y como lo cuenta Margarita...

"Yo estaba muy aburrida, muerta de frío, con el exiguo bikini como única vestimenta... Y por si fuera poco, era el mes de enero de 1989, en la playa de Gandía: era la única forma de tener aquella gran extensión de arena a nuestra disposición. Éramos cuatro modelos, dos estilistas, y cuatro fotógrafos... eso sin contar al conductor del tráiler, donde nos cambiábamos, y donde se encontraban también la colección de bikinis para la siguiente temporada de unos grandes almacenes. En un par de ocasiones, los habituales mirones de toda la vida, y de ambos sexos, nos metieron un buen susto, por su manía de empujar la puerta al grito de "¿¿Se puede??"... que invariablemente van armados con una cámara de fotos, que  disparan al mismo tiempo que la voz cuando ya están dentro…

Y si te pillan a medio vestir, te tapas con lo primero que encuentras... como por ejemplo un gran sombrero de paja... y de ahí surgió, hace muchos años, otra gran foto: la imagen clásica de las “pin-ups” americanas durante la segunda guerra mundial... aunque esta sería más propia de las páginas interiores del “Interviú”, o de alguna versión suave de “Playboy”… [Resulta curioso el comprobar la cantidad de chicas adolescentes, como yo, que cuelgan en el “carapocha” imágenes como la que acabo de describir, y de qué manera exhiben sus jovencísimos cuerpos… Y yo me pregunto un par de cosas: ¿Quién les aconseja hacerse esas fotos, prácticamente desnudas? ¿Y quién se las hace: un novio, un amigo, un hermano? ¿Y con qué intención?]

Lo malo de ser modelo en aquellos años, era que tenías que adaptarte a lo que se hacía en el resto del mundo, sobre todo en USA: las directrices de las campañas venían dictadas desde la central, y nuestras playas, sintiéndolo mucho, no son ni tan cálidas, ni tan acogedoras, como las de Malibú... o las de cualquier isla del Caribe… Aquí, en España, haces las fotos en pleno invierno, metida en el agua hasta las rodillas, con cara de completa, total y absoluta felicidad... cuando no sientes ni las piernas, ni las ingles... y en el fondo, sonríes porque no te queda más remedio que terminar lo antes posible la sesión para volver a casa, o al menos a la caravana o al camión de materiales, y poder entrar en calor... Además, se te acaba echando el tiempo encima, pues los fotógrafos quieren aprovechar la puesta de sol, y nos dicen, a las cuatro: "¡Muchachas, al agua!"...

Y eso es lo que menos te apetece, volver al agua... Pero como las desgracias nunca vienen solas, con tanta estúpida carrerita, al final, te tropiezas en una puta duna bajo el agua, y te caes de cabeza... El agua está tan fría que casi te corta la respiración... Como puedes, te levantas, el sol ya se está ocultando en el horizonte, con una última orgía de rojos y naranjas y amarillos imposibles, y como todo el pelo se te ha empapado, pero al mismo tiempo casi tienes demasiado frío para moverte, te decides a realizar un rápido movimiento de cuello hacia atrás, lanzando la melena chorreante hacia tu espalda... Suena un nuevo “CLICK”... Y así nace la "gran foto"... Aunque no se dan cuenta de lo que tienen entre manos hasta que no la revelan aquella noche, en el laboratorio... Menos mal que con el contraluz no se nota que yo estaba temblando, y que tenía los labios morados por el frío... Creo que trabajar de modelo de bañadores podría considerarse una profesión de riesgo..."

No sé... igual Margarita se lo ha inventado todo... Pero mi instinto me dice que, siendo amiga de Claudia, y por la alegría que asoma en sus ojos al evocar aquellos tiempos remotos, lo más posible es que se trate de una historia verdadera… Han pasado ya muchos años desde aquella instantánea que hizo historia, y de todas formas sería complicado el verificarla... Pero incluso si así fuera, si consistiera en un relato de los que se cuentan alrededor de la lumbre en una ventosa tarde de otoño… no dejaría de ser una hermosa historia, ¿verdad?

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