Me faltan demasiados días para ser feliz, para volver al mar, y sentir de nuevo la caricia del sol sobre mi cuerpo ligeramente bronceado, y sobre todo, escuchar la eterna canción de las olas...
Y dejarme llevar, por mil perezosos amaneceres, por las cálidas brisas, y por la danza de las nubes, por la molicie y la pereza de quince días bajo el sol, con la familia, aunque vayamos solamente mi madre, mi tía Agustina y yo... y mi gato Humfrito, a quien tanto le gusta viajar… Muchas veces, mi tía comenta que necesita descansar de la familia, de los problemas de sus trabajos, del ambiente… Y que por eso, estas “vacaciones solo para chicas” son uno de los mejores momentos del año… Lo que no impide que yo me vaya a pasar largos fines de semana con ella y con mis dos primos…Quiero redescubrir el placer de la lectura, con la gorra bien puesta, y una ración de crema por todo el cuerpo, para evitar quemarme los primeros días...
Son dos símbolos de libertad, el mar, y el libro, tan fuertemente unidos en mi alma, que no los puedo separar... A veces, incluso me gustaría poder bañarme mientras leo, pero son dos placeres incompatibles, salvo que estés en una piscina privada, con una colchoneta hinchable, y alguien que te acerque primero una toalla, y luego el libro...
El mar, la playa, tiene otras muchas ventajas, como por ejemplo la gran sinfonía de cuerpos, altos, bajos, gordos, flacos, blancos, negros, morenos, que se esparcen por doquier sobre la arena... Es como un supermercado de la carne, de la lujuria, en el que todos participamos... Y yo me fijaré en todos ellos, evaluando, sopesando, curioseando... Y siendo a mi vez evaluada, sopesada, valorada, más como presa que como depredadora... Si ellos supieran...
Porque las mujeres, las chicas, también participamos en ese juego… pero somos mucho más sutiles… Las miradas, los cuchicheos, los pequeños corrillos, y sobre todo, muchas risas y sonrisas, terminan acompañando a muchos de los gallitos (y buitres) que se pavonean… Hay pocas cosas más patéticas que un cuarentón con barriga, que mete la tripa todo lo que puede, al pasar junto a un grupo de adolescentes… Y mucho más si lleva peluca o el pelo teñido… ¿Es tan difícil el dejarnos solas y tranquilas con nuestras amigas?
Lo ideal sería ir un par de jornadas a la piscina municipal, para estar menos pálida, de todas formas, me basta con unas horas vuelta y vuelta, con aceite para bebés, sobre la tumbona para adquirir ese tono dorado que me gusta lucir en verano... y que me queda tan bien con ciertos bikinis...
Tal vez iré de caza, no lo sé... A poner a prueba mis encantos y mis conjuros con los adolescentes que encuentre a mi paso, y comprobar cuántos de ellos se dan la vuelta… Aunque no deja de ser un juego peligroso y decepcionante, cuando ninguno de ellos parece darse cuenta de tu presencia…
De todas formas, antes de conseguir el ansiado sueño, tengo que aprobar todos los exámenes, para disfrutar más del tiempo libre... No queda mucho, algunos trabajos, algunos finales, y se terminó... Un último esfuerzo, y cerraré el segundo curso de periodismo en la UCM... Y luego, el sueño... y satisfacer mis ansias de mar...
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