Cada vez que piensas en mí... lo siento... Aquella vieja energía que recorre mi cuerpo... Los viejos y locos sueños de la infancia, quizás no tan lejana como yo quisiera... Cuando todo era mucho más sencillo... Tantas mañanas ansiando la lluvia, para sentir su frescor en el cuerpo, que pegase mi camisa blanca de uniforme, y formase una segunda piel mojada... Solo para sentirme mucho más viva, especial... por nacer desde dentro... Ahora soy demasiado mayor para esas cosas, ya tengo veinte años, y unos senos pequeños pero hermosos… Ya no puedo realizar la antigua comunión con el agua del cielo, lo hice un par de veces... y me miraron mal... con mi larga melena negra, y la blusa blanca, y aquél sujetador negro que tanto te gusta...
Recibir el beso de la lluvia, sus húmedos secretos, es recuperar la inocencia de otros tiempos... Y recordar mil detalles secretos… La última vez que nos pilló la tormenta,
terminamos empapados, corrimos a tu casa, y bajo la ducha caliente enlazamos los cuerpos, y la cama fue nuestro campo de batalla... ¡Qué más quisiera yo! Pues solo me quedaron imágenes y sueños… Siempre resulta una imagen muy sugerente, la de una pareja acariciándose bajo la misma ducha, o incluso haciendo el amor entre las cálidas y sugerentes brumas… De hecho, es uno de aquellos clichés, que nos encontramos con cierta frecuencia en las películas porno…
terminamos empapados, corrimos a tu casa, y bajo la ducha caliente enlazamos los cuerpos, y la cama fue nuestro campo de batalla... ¡Qué más quisiera yo! Pues solo me quedaron imágenes y sueños… Siempre resulta una imagen muy sugerente, la de una pareja acariciándose bajo la misma ducha, o incluso haciendo el amor entre las cálidas y sugerentes brumas… De hecho, es uno de aquellos clichés, que nos encontramos con cierta frecuencia en las películas porno…
Por eso, amor, ahora, cuando llueve con fuerza, te recuerdo, te añoro, te echo de menos,
y siento que tus manos me recorren, desvelando secretos de amantes... El sonido de la brisa entre las hojas de los árboles me trae recuerdos de tiempos futuros, de todos aquellos momentos que todavía no hemos podido vivir, pero que de alguna manera, sé que realizaremos…
y siento que tus manos me recorren, desvelando secretos de amantes... El sonido de la brisa entre las hojas de los árboles me trae recuerdos de tiempos futuros, de todos aquellos momentos que todavía no hemos podido vivir, pero que de alguna manera, sé que realizaremos…
Me siento bien, arropada por un manto de agua, en el que me parece distinguir un leve rastro de tu colonia… Ya no soy capaz de seguir adelante si no es contigo… Y la misma lluvia, y el sol, y el viento, se empeñan en recordarme que tú eres mi Norte y mi Sur, mi principio y mi final, la única persona que realmente da sentido a mi vida… He conocido pálidas imitaciones de ese amor absoluto del que tanto me hablan… Y tengo que basarme en retazos dispersos, para seguir adelante…
A veces, bueno… casi siempre, creo que soy una romántica empedernida… Me enamoro del aire, de una fragancia, de un verso, de una idea… incluso de aquello, de aquél, o de aquella, que ni siquiera conozco… Me enamoro de un espejismo, de una ficción, del espíritu de un ideal… Mi estado civil debería ser “enamorada”… No concibo la vida sin amor, sin pasión… Y de vez en cuando, conozco a alguien especial, que me hace sentir viva, completamente viva, y no tener miedo… ni del presente ni del futuro, porque sé que encontraré en tus brazos un remanso de paz, un refugio…
Por eso, lo único que deseo es sentirme protegida entre tus brazos, en los días grises, y en los negros... y también en los rosas, y en los blancos… Tengo ansias de abandonar mi independencia, y de formar algo nuevo, juntos… Solo quiero beber de tus labios el agua de la vida, cuando tenga sed... Alimentarme de tus sueños, y compartir los pensamientos más secretos, hasta alcanzar el punto en el que no sea capaz de distinguir dónde empiezas tú… y dónde comienzo yo… Quiero que nos embarquemos en lúbricas batallas, piel contra piel, en medio de una cama con sábanas de lino... Y que no haya ni vencedores ni vencidos… Solo amantes…
Deseo tantas cosas, amor… Que tu piel acaricie suavemente la mía, cuando tenga frío... Que adivines incluso mis sentimientos, mis pensamientos más secretos, con una sola mirada... Solo quiero encontrarme a mí misma en el fondo de tus ojos, cuando tenga miedo o necesite amparo... Y saber que siempre estarás allí, a mi lado, en los momentos malos… y en los buenos... Sentir el peso de tu brazo sobre mis hombros… Y notar los latidos de tu corazón cuando me abraces… Fundirme contigo en el “nosotros”… Dejar que las lágrimas fluyan libres sobre mis mejillas, sabiendo que tú las beberás con tus labios, llevándote lejos la tristeza…
Me gustaría conocerte, al mismo tiempo, de una manera tan completa, que termine tus frases... igual que tú las mías… Fundirnos de tal modo al amarnos, que no haya principio ni final entre nosotros... Y que realmente sobren las palabras… Que solamente hablen los besos, los labios, los pequeños y cómplices gemidos de los amantes, el roce de piel contra piel…
Que sepas cuando me estoy haciendo la fuerte, la “dura”, la “madura” (por Dios, si solo tengo veinte años, y no hago más que pensar en ti en términos de absoluto…),
aunque me esté muriendo por un abrazo, o mi corazón estalle en lágrimas amargas... Que te quiero, que te deseo, y te necesito… Que nos veremos al final del arco-iris, o entre las mandíbulas del Kraken… el lugar no me importa, mientras estemos juntos… Pero sabes que siempre me ha gustado el mar, cualquier playa solitaria de la costa del Sol… Recordar viejos tiempos al borde del agua, arrullados por el sonido de las olas, otras personas, otras amigas, otros amigos, abrazos y besos[1] que formaron parte de mi vida, pero cuyo recuerdo se esfumará cuando estemos juntos…
aunque me esté muriendo por un abrazo, o mi corazón estalle en lágrimas amargas... Que te quiero, que te deseo, y te necesito… Que nos veremos al final del arco-iris, o entre las mandíbulas del Kraken… el lugar no me importa, mientras estemos juntos… Pero sabes que siempre me ha gustado el mar, cualquier playa solitaria de la costa del Sol… Recordar viejos tiempos al borde del agua, arrullados por el sonido de las olas, otras personas, otras amigas, otros amigos, abrazos y besos[1] que formaron parte de mi vida, pero cuyo recuerdo se esfumará cuando estemos juntos…
¿Por qué no te conozco todavía... si te estoy añorando tanto?
Nota: Por supuesto que la conocía… desde el mes de junio de 2009… otra cosa es que no quisiera admitirlo… por miedo… el mismo que me sigue consumiendo ahora… Porque sigo viviendo una pasión estéril, que no ha sido completamente revelada, ni vivida… Porque sigo temiendo el rechazo, cada día un poco más… Tampoco es sencillo convencerte a ti misma de tus sentimientos por otra mujer, y menos cuando son tantas las diferencias, y no hay ni siquiera una comunicación sencilla o una relación… Supongo que el amor es así: todo sentimientos, todo impulsos, y deseos…
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