sábado, 3 de septiembre de 2011

5. LA RONDA NOCTURNA

Es la hora de los miedos, de los gritos, del silencio, de tener ganas de decir algo, de no poder hacerlo, ha llegado la noche, y de vez en cuando, me aterra comprobar que se ha ido la luz del sol, sin darme cuenta. Por suerte, no siempre es así, y suelo mantener controlados mis temores, mis fantasmas no me acechan hasta que no llega la madrugada, y muchas noches, ni siquiera atraviesan el muro del salón... Aunque hoy vaya a hablarte precisamente de presencias extrañas…

No son precisamente cosas raras las que suceden en mi cuarto, al menos, no mucho más que las propias de una chica como yo... Pero no puedo evitar tener miedo, sentir algún recelo... La primera vez que vi una cara formándose en la pared de mi dormitorio, cuando estaba revisando los apuntes de Pensamiento Político Universal (siempre me ha gustado estudiar de noche y hacer los trabajos de la Facultad… es cuando mejor me concentro, de madrugada, y con la radio sonando muy bajito, para no molestar a mi madre… que de todas formas duerme con tapones), me llevé un buen susto... Una sombra de una cara, más bien... Era una mujer, de unos treinta y cinco años, con su cutis perfecto, su pelo perfecto, todo genial y perfecto y te lo juro por Snoopy... salvo que estaba saliendo de un  poster de Blind Guardian... Tardó unos dos minutos en completar el proceso, y se quedó allí, flotando en el aire, delante de mí, luego bostezó, y siguió su camino, sin olvidarse de guiñarme un ojo, antes de desaparecer, lentamente también, hacia el dormitorio de mis padres... de mi madre…

Supongo que a nadie le gusta que invadan de semejante manera su intimidad, su espacio vital, sobre todo cuando comprendes que no se trata de un fenómeno pasajero y que, incluso no habiéndose producido durante los diez años que llevamos viviendo en la casa, eso no quiere decir que se vaya a terminar de un día para otro... Bastante angustiada por el segundo rostro fantasmal, que apareció dos horas después, mientras estudiaba Técnicas de Redacción Periodística, empecé a buscar algún tipo de explicación al fenómeno, desde la fecha y hora de cada aparición (3 de junio, 19 de junio, 20 de junio, 23 de junio… y unas cuantas fechas más…), las fases lunares, la orientación de mi dormitorio, las energías positivas o negativas de mi ambiente… Probé incluso con los cacharritos con sal marina gruesa en las esquinas de mi dormitorio, un atrapa-sueños, cristales de cuarzo rosa, de ágata y de turmalina (otro día os cuento el resultado)... Incluso me puse a estudiar el entorno, para comprender qué demonios estaba pasando, y buscar la causa de la aparición de aquellas caras...

Al final, la encontré dónde y cuando menos lo esperaba... Para renovar el dichoso carné de la biblioteca pública, me pidieron unas fotos actualizadas... ¡Con lo feliz que era yo al reutilizar las de tres años antes, con mis hermosos dieciséis y el bronceado playero! En pleno mes de julio, y medio acostumbrada a las presencias espectrales nocturnas, por otra parte bastante inofensivas, no había forma de encontrar un estudio fotográfico abierto en el barrio (el de la calle de la Oca estaba cerrado por vacaciones, y me negaba a repetir la traumática experiencia del foto asesino)... ¿Te has fijado en lo horrorosos que salimos siempre en las fotos de carnet? Creo que alguien programa las máquinas, para que salgan vigorizados nuestros defectos: las espinillas en la nariz o en la frente, las ojeras, las arruguitas de la risa… Además, de un tiempo a esta parte, las dichosas máquinas están equipadas con un espejo de metal, que hace imposible retocar el maquillaje… También es posible que dichas fotos estén financiadas por el Ministerio del Interior, para que veamos la cara que tendríamos si nos pillan, y nuestra foto se incorpora a los archivos de presuntos criminales en potencia… Por eso, me gusta ir a los estudios fotográficos… Porque al menos, si sale mal la foto, puedes pedir ayuda al perpetrador, y nunca le falta un pequeño kit de maquillaje… Cuando volvía a casa, me doy cuenta de que han abierto una nueva tienda de fotografía y revelado dos portales más arriba (donde estaba la gestoría laboral y contable… que cerró de la noche a la mañana), en cuyo escaparate anunciaban "Una técnica pionera, que permite alcanzar unos resultados de una calidad tan grande en cada foto de carnet, que los resultados saltan a la vista"... Al menos, en ese aspecto, no era publicidad engañosa…

Y allí, en el mismo escaparate, me encuentro justamente con aquellos rostros que habían estado atormentando mis vigilias... En cierto modo, aquella nueva técnica lograba capturar durante un tiempo la imagen de sus modelos, y haciendo realidad los viejos temores de los nativos americanos, en cierto modo lograba capturar parte de su esencia.... Como el negocio estaba empezando, Giaccomo Larrossa, el fotógrafo argentino, les pedía a sus clientes permiso para exponer en el escaparate sus fotos...

Tal vez por el efecto de los rayos del sol, pasados unos días, aquella pequeña parte del alma de los modelos que se había quedado atrapada entre los nitratos de plata, era finalmente liberada por las fotos y, siguiendo el tubo de ventilación (ilegal por otra parte), se remontaba en el aire, y según el viento, unas veces se manifestaban en nuestra casa, otras en el portal siguiente… Y durante la noche, esas imágenes de los vivos comenzaban su búsqueda, atravesando con dificultad las paredes, un poco más ágiles si topaban con cristal, ansiando el regreso al mundo de sus creadores... encontrar a las personas que les dieron la vida… Eso me hace suponer que yo no he sido la única persona que ha tenido visitantes nocturnos, que alguno de mis vecinos tiene que estar al tanto de las apariciones… pero, a pesar de mis preguntas a los más accesibles, nadie me responde… Aunque en varios rostros consigo captar el mismo reflejo del miedo, primo hermano del que se apoderó de mí la primera vez…

Pero a mediados de septiembre, ya podía gozar de nuevo de mi intimidad en mi dormitorio, sin sobresaltos, sin imágenes que me asustasen, ni materializaciones indeseadas... ¿Que cómo lo he conseguido? Muy fácil... ¿Recordáis que os he dicho que el tubo de ventilación de la tienda, donde se efectuaban numerosas operaciones de revelado manipulando sales de plata, reactivos, productos químicos y demás zarandajas, era el fruto de una instalación ilegal? Bueno, pues alguien mandó una denuncia anónima desde la Biblioteca Municipal de mi barrio, comentando lo sucedido, y "la grave y lógica preocupación que se ha producido en esta nuestra comunidad al conocer lo que se estaba sucediendo en el comercio ilegal, pues evidentemente nuestra salud no puede verse perjudicada, y tenemos muchas personas mayores viviendo en el bloque..." y cosas por el estilo... Un buen día, se produjo una inspección de Sanidad, y le clausuraron el negocio a Giaccomo Larrossa por presuntas irregularidades... De todas formas, como despedida, me hizo una hermosa foto en el viejo arenero del parque, la que uso de perfil en el chat… De la que no se quedó ninguna copia... pues siempre me ha parecido que tiene cierto glamour lo de irse de ronda por la noche, y que alguien, tal vez, vea mi cara, y me busque... Sé que no tiene demasiado sentido, pero soy bastante romántica…

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