domingo, 4 de septiembre de 2011

38. LOS CAMINOS SECRETOS DE LAPIEL.

Ya no me quedaba más remedio que  admitir mis sentimientos por ella, por Claudia… Cualquier otra cosa sería un error, y una mentira… No, Claudia, ya no puedo más… Incluso en la distancia sigo pensando en ti… Y en mis fantasías, tú compartes mis sentimientos…

Son ya demasiados días, demasiadas semanas sin verte… El trabajo, tus viajes, mis vacaciones… Los escasos momentos de felicidad arrancados al carapocha, las breves llamadas desde cualquier lugar del mundo, en esas semanas has viajado a Londres, París, Roma, Ámsterdam, Málaga, Venecia… y cada una de ellas la he marcado con una pequeña bandera roja, en el mapamundi de mi habitación… Y si hay algo que he comprendido, Claudia, es que si fuera capaz de amar a alguien en este momento, sería a ti… Eres el fruto prohibido, cuyo sabor jamás conoceré... Eres mi ancla con la realidad, y la llave de los sueños... Tu cuerpo llama al mío, con tremenda fuerza, arrollador...
Mas debo mantenerme en mi sitio, encorsetada, presa, como siempre, del maldito "qué dirán", de convenciones, mentiras, imposiciones, navegando por lo respetable, ignorando lo que realmente quisiera realizar...Y prosiguiendo al mismo tiempo con el “camino recto”... ¿Y qué debo hacer, si me vuelven loca tus curvas, tus valles secretos y profundos? Mas debo seguir adelante con lo que se espera de mí: que sea una adolescente, blanca, heterosexual, estudiosa, eficaz…
Pero no puedo ni quiero olvidarte, Claudia… Eres el lienzo de amor sobre el cual esgrimo mis pinceles de sueños, la causa y solución, el alfa y el omega de todos mis desvelos, aquella idea loca que me devuelve a la vida desde la nada... desde tu ausencia… Eres y siempre serás el puerto amigable, seguro, que me da fuerzas, y bebo cada una de tus palabras con ansia de amante... Y una y otra vez me persiguen los viejos fantasmas, aquella maldita frase que me arrastra a los infiernos... "Pero si yo te quiero mucho... pero solo como amiga..." No, Claudia… Ya no puedo seguir así, seguir muriéndome por dentro cada vez que te alejas de mí… pero sintiéndome al mismo tiempo triste, por no poder revelarte mis sentimientos… Nunca te lo he preguntado directamente, no me he atrevido a hacerlo… Aunque me parece que has adivinado, de alguna manera, las tormentosas aguas que he atravesado desde aquella tarde en que nos conocimos, en el Ateneo Científico y Literario de Madrid…
Dentro de dos semanas volveremos a vernos: durante unos días, te quedarás en Madrid, para descansar entre los distintos trabajos que te asigna tu empresa… y será entonces cuando tendré que jugarme el todo por el todo, arriesgándome, por supuesto, a perderte… pero ya no me quedan fuerzas para seguir fingiendo…
No necesito una amiga, Claudia, ni una hermana, ni consejera... que de todo ello tengo en exceso... Necesito alguien especial, que me ame por lo que soy, y basta… que me acepte, me respete, que no pretenda cambiarme ni mejorarme, que me acompañe por los caminos oscuros del destino… que esté a mi lado en buenos y malos momentos, que sueñe despierta conmigo, y me acaricie en los sueños... Y me haga sentir viva, completa, tranquila, a salvo...
Te ofrezco todo lo que soy, y todo lo que he sido... Más no puedo darte, porque el futuro quiero vivirlo, saborearlo, descubrirlo, contigo... y nadie más... Estando a tu lado, me sobra el mundo, se esfuma... Desearía recorrer los caminos secretos de la piel, contar los lunares de tu espalda compartiendo la ducha... Y sin embargo... no doy el último paso, no puedo hacerlo, y olvido ansias y deseos... pues somos "solo amigas"... Aunque algo me está matando por dentro, cada vez que te veo, y me contengo, y mi corazón palpita hasta casi salirse del pecho cada vez que nos rozamos, o que me coges de la mano… Y sueño con que la llevas a tu mejilla, a tus labios, y suavemente besas mis dedos… Y si recuerdo mis experiencias con Isabel, mi añorada amante, es tu cara, la que veo… y tu cuerpo, que he memorizado durante estos meses, construido a base de pequeños retazos de recuerdos, de fugaces imágenes, como el pequeño lunar de tu seno izquierdo… Imagino, algunas noches, el contraste de nuestros dos cuerpos sobre  sábanas de raso… La cascada de tu cabello negro extendiéndose sobre mi pecho…
Quisiera ser tu furtiva amante, y deslizarme, suavemente, en tus sueños... Quisiera que sintieras mi cuerpo, desnudo, apoyado en tu pecho... Quisiera entrelazar mis brazos con los tuyos, y reposar, a tu lado... Quisiera soñar, con un presente, y un futuro, cerca de ti... Quisiera escribir, sobre tu espalda, mil versos, de amor y sangre... Quisiera estar, prendida, de tus labios resecos, hidratarlos con mis besos... Quisiera pronunciar mi nombre, Beatrice, muy bajito, en tus oídos... Quisiera grabarme tan a fuego en tu memoria, que me buscases despierta, y dormida... Quisiera tener un futuro y un presente, contigo, mas no en sueños...
Tanto tiempo lejos de ti, Claudia, sabiendo que estás con otras personas, en otras ciudades… comprenderás que tengo celos... Del aire, que acaricia tus mejillas, cuando duermes...  Del sol, que calienta tu alma desde dentro, dulcemente...  De la luna que ilumina todos tus sueños… De la lluvia, que se desliza por tu rostro, tibia...  De tus manos, cuando recorren tu cuerpo, en la ducha... De tus ojos, que te observan, desde el espejo... De tu fiel sombra, que sigue todos tus pasos... De tu blusa de seda blanca, por rozar siempre tus pechos...  De la cruz templaria de oro, que te regalé en Navidades, que siempre está contigo... Intento viajar con el alma, tal y como me enseñaste, pero sin ti no puedo hacerlo… Porque tú eres el motor de mis sueños, la razón de mis desvelos…
Mas... si tantos celos tengo, Claudia, si tanto te necesito... ¿Por qué no te lo digo? ¿Por qué no hablo, no me arriesgo? ¿Tiene sentido el mal de amores, que siempre calla? ¿Siempre valiente, mas contigo, no encuentro palabras? Y naufrago en un mar de dudas… Ya no se trata solamente de conocernos mejor, Claudia… Ni de pasar juntas más tiempo… Sino de torturarme por no saber lo que piensas de mí… si algo sientes… creo que sí… o si te gusto… Si me amas, o puedes llegar a amarme…
No, Claudia, lo que me tortura es justamente el tratar de imaginar una vida a tu lado, unos meses al menos… Pues sería como tocar el cielo… de nuevo…

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