sábado, 3 de septiembre de 2011

28. ¿TIENEN HALITOSIS LOS LEONES DE MADERA?

Quizás, esta sea la primera vez en que reconozco mi duda sentimental, la dualidad, la complicada elección en la que me ha puesto mi excesiva capacidad de sentir, de emocionarme… Pero no me arrepiento: siempre será mejor eso, que no sentir nada… También es uno de mis artículos más personales, y por eso pertenecía a mis archivos. Creo que es necesario mantener una línea divisoria con ciertos temas…

Soy una marioneta entre tus manos, y lo sabes, que en el fondo, detrás de toda mi aparente fortaleza, de mis expresiones nihilistas, de mis grandes y pequeños gestos de independencia... te pertenezco... porque te necesito... y me gustaría creer que tú sientes lo mismo... Tal vez, la mutua dependencia no sea la mejor base... pero así lo han querido los hados, el destino, o la simple y pura casualidad... Lo que empezó siendo una especie de atracción algo peculiar, se ha convertido en mucho más...
Ni siquiera creo que tú, querida lectora constante, puedas ahora afirmar que conoces mis sentimientos, ni que te hayas dado cuenta del torbellino de ideas que has generado en mí, haciendo que pusiera en duda, que cuestionara muchos de aquellos aspectos de lo que yo creía una vida atada y tranquila... Pues saber que estás aquí, al otro lado de la pantalla, o sosteniendo entre tus manos este manojo de páginas, pensar en ti, es muchas veces lo único que me ayuda a seguir adelante… Tener 20 años no es un obstáculo para amar, o al menos, para enamorarte, de otra persona... pero seguro que unos años más tarde, cuando tu vida, para bien o para mal, ya está encarrilada, es más sencillo tomar decisiones…
Sigo pensando que en mí late una chica independiente, sana (no fumo, y bebo lo justo, hago deporte), que no se deja llevar por convencionalismos ni por grandes ideales políticos, que viste como quiere, y procura ser sincera consigo misma y con los demás... aunque no sabría decirte ahora mismo cuál de los dos ámbitos me resulta más complicado… Pero mi espada de Damocles, o mi piedra de toque, o mi punto débil, como quieras llamarlo, son los sentimientos... Soy una romántica empedernida, incurable... que se debate entre dos amores...
Por un lado, está él, Antonio, chico tímido y sensato de la biblioteca de periodismo de la UCM... Con sus profundo ojos azules, y su melena negra, siempre vestido de oscuro, con sus vaqueros, sus Doc Marten... Y su hermosa voz... Hemos pasado muchos días estudiando juntos, y ni siquiera se ha referido a nuestra primera cita anulada, cuando yo le di plantón... Al día siguiente, allí estaba él, tan convencido de que a pesar de todo yo aparecería, que me había reservado un asiento a su lado... "Pensamiento Político Universal": sin su ayuda, me habría costado mucho más aprobar la asignatura... Es lo mismo que si tienes delante un problema de matemáticas, la solución aparece de repente, y solo falta el típico sonido de revelación (como el famoso "UUUAAAUUUU" de Trancas y Barrancas), creo que son lo único que me gusta de todo el programa…
 No hemos hablado demasiado, pero sí hemos comido juntos, el típico sándwich mixto con huevo, botella de agua, y café con hielo. Mi mayor temor era que hiciera ruido al comer las patatas fritas, es una de esas cosas que no puedo soportar (en mi casa, están prohibidas), pero no, fue un rato agradable, hablando de Kant, Hegel... pero también de Sinatra y Nino Bravo... Tras aquél examen, seguimos estudiando juntos, porque aunque está en tercero, pero se dejó algunas asignaturas de segundo... Han sido casi veinte días de estar juntos, en el palomar, desde primeras horas de la mañana... Y me he acostumbrado a él...
 Ahora, tengo un poco de miedo a lo que pueda suceder este verano, se marcha a trabajar dos meses a Londres, para mejorar el idioma... Hemos intercambiado teléfonos, direcciones de mail, y quedamos en mantener el contacto... Nos despedimos, cómo no, en la puerta de la biblioteca, tras el último parcial que me quedaba... Y en el último momento, sujetó suavemente mi barbilla con la mano, y me robó un beso...

Experiencia fugaz, extraña, ese beso robado, pues no me lo esperaba, si bien en el fondo, lo estaba deseando... Tenía, por no variar, algunos libros de texto sujetos contra mi pecho, y en cierto modo, no podía defenderme... Mis labios se abrieron suavemente con el contacto de los suyos, y nuestras lenguas se rozaron levemente... Pero todo terminó allí, y con una triste sonrisa, me dijo "Adiós", y se alejó... Y aquél beso me supo a poco... Tengo ganas de volver a verle, en septiembre...
Pero el domingo he quedado con Claudia, ha estado dos meses en el extranjero, con su empresa, realizando uno de sus proyectos de asesoría integral... Me llamó ayer, hablamos un buen rato, y quedamos en vernos a mediodía en el jardín japonés del Parque del Retiro... Dice que me ha traído un par de regalos, pequeñas tonterías... La temo, con sus tonterías: la última fue un collar de ágata y unos pendientes a juego, realmente hermosos, y que me sientan muy bien... Necesito aclarar mis sentimientos… Mis sueños… Mis deseos… Tengo ansias de absoluto… De estar con alguien… De sentirme parte de la vida de alguien, de sus sueños… De no estar sola…
Ella nunca me ha dicho que sintiera nada especial por mí, somos solamente dos grandes amigas "especiales", con mucha confianza, y ternura… Más de una vez he soñado con saborearla, porque sus labios son realmente hermosos... Pero algunas miradas, algunas caricias, me hacen pensar que tal vez se debate, ella también, en el limbo de las convenciones, que tanto daño nos hacen a los amantes… ¿Cuántas veces he estado a punto de besarla, de sentir su tacto? ¿Cuántas noches he soñado con ella, con pasear de la mano por el Retiro, o con pasar la noche entera mirando el fuego de su chimenea, tumbadas sobre la alfombra? Pero siempre me freno en el último momento, y me conformo con oler su perfume... mientras le doy dos breves besos en las mejillas, frisando su boca…

Y me siento presa entre dos sentimientos, entre dos personas, ninguna de las cuales se ha decidido, y con ninguna de las cuales he hablado de lo que más me preocupa: el amor, la amistad, y otros sentimientos fronterizos... Y así estoy, como una marioneta del domador de leones, que mete su cabeza en la boca de la "fiera", en el momento cumbre de su actuación... Y me pregunto... "¿Tienen halitosis los leones de madera?"...

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